jueves, 19 de diciembre de 2013

UN DÍA EN CÓRDOBA (PARTE II)

El nombre la ciudad que visité ha sido siempre muy similar, ya se conoce como Colonia Patricia Corduba tras la fundación romana en el S. I a.C. El nombre es probablemente anterior, y aunque es muy discutido, tal vez tiene un origen semítico debido a que puede corresponder a un asentamiento comercial fenicio. Otros piensan que tendrá un origen íbero, en la que Qart es ciudad y Uba es colina o Oba es el nombre del río Guadalquivir. En época musulmana pasó a llamarse Qurtuba y finalmente Córdoba en época cristiana y hasta nuestros días.

EL ALCÁZAR DE LOS REYES CRISTIANOS

Este gran conjunto de edificios y jardines requiere que le guardéis un buen rato y energías. Fue mandado construir por Alfonso XI en 1328 sobre el Alcázar andalusí y es Patrimonio de la Humanidad desde 1994.
Hice apenas un minuto de cola y pagué una entrada de 4.50 €.
Fue el alojamiento de diferentes monarcas españoles, los Reyes Católicos pasaron aquí unos 8 años dirigiendo la conquista de Granada. Fue en este lugar donde Cristóbal Colón pidió fondos a los reyes para iniciar su aventura de descubrir el Nuevo Mundo. Tras la conquista de Granada los Reyes Católicos lo abandonaron y lo cedieron a la iglesia, que lo convirtió en la sede de la Inquisición. En 1812 se convirtió en una cárcel civil y en 1931 en instalaciones militares. Finalmente, en 1995, fue cedida al ayuntamiento de Córdoba y desde entonces hace la delicia de los turistas y locales que lo visitan.
El exterior es muy sobrio, sin decoración y bien protegido por lienzos de murallas. El edificio tiene prácticamente forma cuadrada y en cada esquina encontramos 4 torres a las que deberéis subir para disfrutar de las vistas de la ciudad.


Uno de los rincones más bonitos es este patio mudéjar de mármoles blancos, fuentes y naranjos.

En el sótano aun se puede ver los restos de unos baños árabes, con unas aberturas de luz con forma de estrella.

Visitaréis el llamado Salón de los mosaicos, una gran sala rectangular llena de sillas y con maravillosos mosaicos romanos encontrados en la plaza de la Corredera. Se ve que este lugar es el favorito para celebrar matrimonios civiles.


Lo mejor de la visita, sin duda, es el paseo por los jardines, colocados sobre la antigua Huerta del Alcázar. Ocupan más de 55.000m2 y fueron diseñados a mitad del S. XX. Os podréis pasear junto albercas, fuentes, surtidores, arboledas, rosales, cipreses, naranjos adornados con esculturas como la de Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos.
Visitad su página web, un tanto confusa y con pocas fotografías.
http://www.alcazardelosreyescristianos.cordoba.es







CABALLERIZAS REALES DE CÓRDOBA

Tras visitar el Alcázar de los Reyes Cristianos, saliendo del recinto, justo anexo están las Caballerizas Reales. Yo tuve la mala pata de encontrármelas cerradas a la visita por no-se-qué-motivo explicado en un cartel en la puerta. Una pena no poder visitarlas, ni tener tiempo para quedarme hasta la noche para disfrutar del espectáculo ecuestre. Seguro que en algún momento de mi vida podré volver con mi hermana Amalia, a la que le gustan mucho los caballos.
En estas caballerizas se crían y enseñan la "mejor y más famosas raza de caballos que ha dado la historia", un pura raza español: el caballo andaluz. Estas caballerizas se crearon en 1570 por Felipe II, gran amante de los caballos que quiso crear una nueva raza. 
Si no tenéis tan mala suerte como yo, podréis hacer una visita a las cuadras actuales, a las del S. XVI y al picadero cubierto. A las 20.00, los miércoles, viernes y sábados y a las 12.00 los domingos, se puede disfrutar del espectáculo ecuestre.

foto de http://www.viajejet.com
En la misma calle de las Caballerizas Reales me paré a comer, porque estaba ya desfallecida. Resultó ser un restaurante uruguayo con un menú diario a precio módico y muy buen sabor y trato al cliente. Si os gusta la carne no dudéis en pararos en el Novillo Precoz a comer. Esta es su pagina: http://www.novilloprecoz.es/.

PUENTE ROMANO DE CÓRDOBA
Una vez recuperadas las fuerzas seguí mi camino, esta vez con intención  de caminar junto al río hasta llegar al Puente Romano sobre el Guadalquivir.

Cerca del puente romano hay un precioso molino de madera llamado el Molino de Albolafia. Se trata de una noria de madera de vuelo, mandada construir por Adb al-Rahman II para levantar el agua desde el río hasta los jardines del palacio de los emires y, después, al Alcázar de los Reyes Cristianos. Evidentemente la noria de madera actual es resultado de una restauración de 1965 basándose en  las de los ríos Genil y Guadajoz. Se ve que Isabel la Católica la hizo desmontar porque hacía tanto ruido que no la dejaba dormir.

Es un placer cruzar por la tarde este bello Puente Romano, levantado en el S. I a.C. aunque no pasearéis directamente por piedras de más de dos mil años, ya que ha sufrido varias remodelaciones desde la Edad Media hasta la actualidad.
Tiene 16 arcos, 4 apuntados y el resto de medio punto. Une los barrios del Campo de la Verdad y el de la Catedral y fue el único puente con el que contaba la ciudad hasta que a mitad del S. XX, cuando construyeron el de San Rafael.
Se ve que la última remodelación, de 2006 a 2008, creó mucha controversia entre los cordobeses porque el puente acabó con un aspecto al que no estaban acostumbrados, le quitaron la pátina que había dejado el tiempo. Limpiaron los tajamares*, sustituyeron el adoquinado por un pavimento liso de granito, quitaron las antiguas farolas y colocaron unas más modernas a ras de suelo, etc.
* Según la RAE, un tajamar es la parte de la fábrica que se adiciona a las pilas de los puentes, aguas arriba y abajo, en forma curva o angular, de madera que pueda cortar el agua corriente y repartirla con igualdad por ambos lados de aquellas.


Caminando sobre el puente podréis observar la pequeña Reserva Natural de Sotos de la Albolafia, donde anidan muchas especies de aves. Dando un pequeño paseo pude ver varias de ellas sobre los juncos o sobrevolando los árboles e islotes en el centro del río. ¡Qué pena no tener un objetivo mejor!



LA TORRE DE CALAHORRA

Al final del puente, en la otra orilla vale la pena visitar la Torre de Calahorra y el Museo vivo de al-Andalus que aloja en su interior.
Este pequeño museo se visita, sí o sí, con una audioguía que te explica cada una de las salas y que va incluida en la entrada. Yo no soy nada partidaria de visitar un museo con cascos puestos, pero en este caso hice una excepción y he de decir que la información fue amena y precisa. Para los que no me conozcáis personalmente, soy guía y educadora de museo y, según mi opinión, las audioguías nunca sustituirán a un profesional que te atiende personalizadamente, con opinión y que sabe adaptarse a grupos y responder preguntas. No es que las audioguías nos quiten trabajo, que sí, sino que cuando uno va pegado a los cascos se olvida de comentar con las personas que le acompañan sus impresiones, se olvida de preguntarse cosas que no le están contando. ¿Qué opináis vosotros?
El precio es de 4.50 los adultos y tenéis que tomaros más o menos una hora para visitarlo.
Este museo tiene la intención de "difundir el  esplendor de Córdoba y al-Ándalus entre los S. IX y XII", para dar a entender un momento de la historia en la que convivieron, con más o menos suerte, tres culturas: la musulmana, la judía y la cristiana. Se divide en 8 salas en 3 plantas, algunas más interesantes que otras. A mi me llamó mucho la atención la segunda, donde hay 4 estatuotas de cuatro grandes sabios, que se iluminan uno tras otro y explican una parrafada para resumir su pensamiento: Averroes, Ibn Arabi, Maimónides y Alfonso X el sabio, que representan a las 3 culturas.
La tercera se dedica a los avances científicos de Al-Ándalus: en medicina, astronomía, agricultura, sistemas de regadío,... La cuarta cuenta los detalles de la vida del palacio de Madinat al-Zahra. En la quinta y séptima hay dos grandes maquetas una de la Alhambra de Granada y otra de la Mezquita de Córdoba. La sexta es una pequeña sala para sentarse y escuchar música y sonidos. La octava parece tal cual un belén, hay diferentes escenas de la vida cotidiana de ese momento histórico.

Algo que vale también la pena de este museo, es subir a la terraza superior de la torre donde se divisa de maravilla el puente romano, el río y la fachada fluvial de la Córdoba monumental.
Visitad su página: http://www.torrecalahorra.com/

Al salir de la torre de Calahorra no me quedaban fuerzas para más, me quedaron varios lugares y monumentos por visitar, pero no pude más que sentarme en un patio florido a tomarme un café y coger el tren de vuelta a Sevilla.
¡Sin duda alguna tengo que volver!

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