domingo, 6 de abril de 2014

SAN VICENTE DE LA BARQUERA NATURAL, PASEO A PIE (II).

Tras la visita a la villa monumental, decidí (porque hay que ser activo en esta vida) hacer una buena caminata y ver las cercanías del pueblo y poner un poco en marcha el cuerpo. Si os acordáis (los que me leéis asiduamente) registro las caminatas con la aplicación de móvil de Endomondo, que me parece una maravilla, me anima a caminar más kilómetros además de dejar registradas para siempre las rutas que hago.
                                    

Una vez salí de la Puebla Vieja me dirigí dirección Oeste, hacia el puerto pesquero. Al encontrarse entre la desembocadura de dos rías, San Vicente de la Barquera destaca por dos puentes que cruzan cada una de ellas. En este caso crucé el puente de la Barquera, bajo el cual había unos hombres limpiando y arreglando las barcas. Las vistas desde el puente de todo el casco antiguo, desde la iglesia hasta el castillo son maravillosas.


Una vez cruzado el puente se pasa por el puerto pesquero, en el que había amarrados en ese momento unos cuantos barcos. Para llegar a el se cruzan varios edificios propiedad de la autoridad portuaria, donde encontraréis redes, aparejos y seguro que más de un turista.



SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA BARQUERA.

Saliendo del puerto, se sigue la calle hasta llegar a una rotonda, donde hay que elegir el camino del espigón, el de la derecha. El paseo es corto y bonito y te llega a una pequeña iglesia medieval, el santuario de la Virgen de la Barquera, que está rodeado de unos jardines muy bien cuidados, llenos de flores y enredaderas y unos bancos donde sentarse mirando a la ría.
Se trata de un bonito y pequeño edificio tardomedieval, tal vez del S. XVI, que se construyó para alojar la imagen de la virgen patrona del pueblo y de sus marineros. Según cuenta la leyenda, la escultura de la Virgen que se halla ahora en la iglesia, llegó milagrosamente en una barca sin tripulación, ni remos, ni velas.
Según he leído, vale mucho la pena participar las fiestas que se celebran en San Vicente en honor a la Virgen de la Barquera el 14 de abril. Se llaman las Fiestas de la Folía, donde a parte de verbenas y concursos, se saca la imagen en procesión primero en tierra y luego por el mar, rodeada de música y canciones marineras.
En este edificio no pude entrar, sólo se podía pasar a una pórtico, desde el cual a través de unas rejas se veía el interior de la iglesia si no eres muy miope como yo.

ESPIGÓN Y FARO

Se continúa entonces el camino hacia el espigón, pasando por lugares preciosos, pequeños y grandes hoteles, fábricas de conservas (parecían cerradas), embarcaderos...


Al final del caminillo se llega a un espigón, donde las olas rompían fuertes y como locas contra las rocas. Todo un espectáculo en sí mismo. Pero recordad el respeto, por no decir miedito, que se le tiene que tener siempre al mar y hay que respetar esas barreras o cadenas que cierran el paso a los turistas timoratos acostumbrados a los charcos como el Mediterráneo. Tras las verjas del espigón había tres pescadores de caña, que parecían saber lo que se hacían, pero mirad atentos que en alguna foto se ve como las olas, que ese día no eran increíblemente grandes, pasaban por encima del espigón.



Si desandas tu camino de nuevo hasta la rotonda, se coge la calle dirección al Faro de Punta Silla, que está sobre la punta del mismo nombre. El camino es fácil y corto, no os preocupéis. Este faro data de 1871 y fue construido dentro del Primer Plan de Alumbrado de Isabel II. Ese primer faro funcionaba con una lámpara de aceite de oliva y ya fue electrificado en 1929.
En resumen, muy bonito pero desde lejos, a pesar de que un cartel informativo con los horarios en las verjas de la entrada aseguraba que debía estar abierto, allí no había nadie y estaba cerrado a cal y canto. Se ve que reabría pocas semanas después.
El faro entró en el 2008 en el plan europeo "At Light" (Atlantic Lighthouses-Faros Atlánticos) en el que se dotan estas construcciones emblemáticas de nuestras costas de un uso público. En el 2009 se inauguró como sala de exposiciones pero recientemente (febrero 2014) se ha convertido en un centro de interpretación de espacios naturales de Cantabria. La única información que he encontrado no es de una página oficial, sino de una noticia en el diario montañés.


La vuelta la hice por otra calle, la del Barrio Boria, desde donde las vistas del pueblo son maravillosas, sobretodo de la Puebla Vieja y además del puente que al cabo de poco tiempo cruzaría.

PUENTE DE LA MAZA

Este bello puente data de la Edad Media, une San Vicente con la poblaciones cercanas y a las playas y cruza sobre la ría de San Vicente. Se empezó a construir en el siglo XV, pero había uno preexistente de madera del S. VI. Llegó a medir algo más de 500 metros y a tener más de 32 ojos, resultando uno de los puentes más largos de su época. Como ha sufrido varias reformas, si contáis hoy en día los arcos, solo sumaréis 28.
Se puede cruzar perfectamente a pie, porque tiene aceras a ambos lados (aunque estrechitas) y apartaderos. Yo me crucé con un par de jóvenes con mochilas, porque el Camino de Santiago pasa por él.





PARQUE NATURAL DE OYAMBRE

Una vez cruzas el puente llegas a una zona de playas que pertenecen al Parque Natural de Oyambre, que se ve que es un lugar increíble para practicar surf, pasear por la arena y descansar bajo los árboles en sus dunas. Yo no tenía excesivo tiempo, así que seguí la carretera hasta la playa, donde cogí el camino hasta el espigón, paseé por la arena hasta el final de la playa grande. Algunos locos se estaban bañando en pleno mes de febrero.











Una de las cosas que más sorprenden de la visita a San Vicente es un espectáculo natural: las mareas, especialmente la marea baja. No debéis perdérosla, así que consultad a qué hora será el punto más bajo de la marea, por ejemplo en esta web: http://www.tablademareas.com/es/cantabria/san-vicente-de-la-barquera.
Si nos olvidamos de las lógicas y evidentes explicaciones científicas, parece que el mar se vaya de viaje a otra parte, que desaparece como si alguien abriera el tapón en el fondo del mar y el agua se fuera escurriendo poco a poco sobre la arena, dejando un paisaje extraño, limoso, como de otro mundo.
Las mareas se deben a la atracción gravitatoria de sobretodo de la luna, aunque también de sol, sobre el agua que cubre gran parte de nuestro planeta. La atracción de la luna es mayor en la cara de la tierra que queda frente a la luna lo que provoca una pleamar o marea alta, en la contraria se produce una marea baja o bajamar. En la mayor parte de la Tierra hay dos pleamares y dos bajamares diarias.
Cuando la luna y el sol se encuentran frente a frente, se dan las llamadas mareas vivas y cuando forman un ángulo recto con la tierra son más suaves y se llaman mareas muertas. Las mareas vivas se producen cada 14 días y las muertas, en la mitad de los periodos entre las vivas.