viernes, 3 de mayo de 2013

EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI Y EL TREN DE LA MUERTE

He de decir, aunque se me caiga la cara de vergüenza, que nunca he visto la película. Recuerdo estar jugando en la sala mientras la veían en mi casa de pequeña. Recuerdo el argumento, escenas y la canción que silban los soldados, pero poco más. Supongo que es una de esas pelis pendientes para ver de nuevo en la edad adulta.

El Puente sobre el río Kwai es un punto turístico inevitable en la ciudad de Kanchanaburi, donde han dedicado varios espacios de la ciudad a recordar la historia de la II Guerra Mundial (como un museo y un cementerio de los prisioneros de guerra).
Por cierto, hoy intentaba recordar donde lo aprendí y no lo he conseguido, pero para mis lectores más jóvenes, recordad que no hay que poner 1ª ó 2ª Guerra Mundial, sino que hay que hacerlo con números romanos I ó II y la abreviatura (aunque de eso no estoy tan segura) es IGM y IIGM.
El famoso puente cruza sobre el río Maenam Khwae Yai y está hecho en hierro pintado de negro. Durante la II Guerra Mundial los japoneses ocuparon Tailandia y su armada imperial trajo desde Java las piezas de este puente. Fue montado por los prisioneros de guerra aliados entre 1942 y 1943. El argumento de tan famosa película y novela es la vida de estos prisioneros, que no construyeron tan solo el puente sino larguísimos tramos de ferrocarril. Esta línea ferrocarril era de importancia estratégica ya que unía Tailandia con Myanmar, los japoneses tenían el objetivo de asegurarse los suministros con tal de conquistar otros países del sudeste asiático.
La parte oscura de la construcción es que murieron aproximadamente 16.000 prisioneros de guerra, procedentes de Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, Holanda y Norteamérica. Aunque mucha gente olvida que murieron también 90.000 trabajadores locales, sobretodo birmanos y tailandeses. El puente fue bombardeado y destruido en 1945, aunque reconstruido al acabar la guerra y está en uso actualmente.

EL TREN DE LA MUERTE

Lo más habitual en esta ruta turística es coger el llamado "Tren de la muerte", que a pesar de su dramático nombre, atraviesa paisajes fascinantes.


Por vuestras ventanas veréis tanto campos de cultivo como naturaleza desbordada y, al llegar al destino, como las vías cuelgan sobre una estructura de madera sobre el río. Este tramo de tan difícil construcción te deja en algún momento sin aliento, si eres capaz de olvidar que hay tropocientos turistas sacando la cámara como tu por la ventana.

La excursión finaliza en la estación de Thamkrasae, justo en un meandro del río. Allí comimos algo y compramos alguna chorradilla. Caminamos un poco, bajamos hasta el río y recorrimos un tramo de vías de tren hasta un mirador.


Junto al mirador hay una cueva que alberga una estatua de Buda. 

Allí llegó mi momento patoso del día, después de una zona amplia iluminada por la luz que entra por la boca de la cueva, hay un pequeño pasillo que no me preguntéis a donde llevaba, porque nunca llegué al final. Aunque había algunas luces colocadas, no veía ni torta y metí bien la pata. Metí la pierna entera, hasta medio muslo, en un agujero y de milagro no me la rompo. Me hice unos buenos raspones en la pierna y en el brazo y estuve amargada un buen ratillo. Mirad que cara en estas fotos pero sobretodo en el morado y raspada del brazo de la segunda!


EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI

De vuelta a Kanchanaburi decidimos pasar a pie por el famoso puente, disfrutándolo ya a últimas horas de la tarde y procurando no pensar excesivamente en la cantidad de gente que murió construyéndolo, ni como fue bombardeado, etc. Para aligerar el peso de esa construcción llena de cine y de historia nos compramos uno de estos polos de hielo y cola que sacaban al momento del  molde. Bien ricos.












Antes de abandonar Kanchanaburi quiero comentar dos cosas: nuestro alojamiento y la visita al día siguiente al templo de los tigres, lo primero muy bueno y lo segundo justo lo opuesto. 
Habíamos oído decir que el lugar más pintoresco donde alojarse son unas balsas sobre el río, aunque sólo fuera por probar algo nuevo había que intentarlo. Nos alojamos en el Sam's River Rafthouse y aunque nos cobró un poco más de lo previsto conseguimos una habitación en una balsa y que no diera a la orilla sino a la corriente. Yo no me mareo nunca, pero Roberto dijo que en los momentos que pasaban barcos se notaba un poco el balanceo. Al otro lado del río no hay ninguna construcción y la puesta de sol sobre los árboles fue la más bonita que vimos en el país.






EL TEMPLO DE LOS TIGRES

Por último deciros que al día siguiente perdimos un día de viaje por una excursión que no me gustó en absoluto. Nos lo tomamos con buen humor, pero deberíamos habernos informado un poco antes (la mayoría del viaje fue improvisado). A lo que íbamos: se nos ocurrió la brillante idea de ir al Templo de los Tigres, que como sólo se puede visitar al final de la mañana acabó haciéndonos perder casi todo el día. No me malinterpretéis, los tigres son unos animales fantásticos y muy bellos, pero aquello no podía ser bueno. Están encadenados de manera que no podrían levantarse si estuvieran despiertos. No se si estarían drogados, que no lo creo, pero estaban aletargados (se ve que su actividad principal es al amanecer y anochecer). Te haces fotos con ellos y te dicen que les cojas la cola. Luego hay una piscina donde la gente que ha pagado más le enseña palos con trapos para que el tigre intente atraparlos... Por favor, si le tenéis algún cariño a estos animales no vayáis verlo, os dejo una foto, que aunque bonita, os dará una idea.

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